12/1/10

PRECIADAS GEMAS



La fe y el valor son dos preciadas gemas. Con fe crece la flor del corazón. Y con valor puedo cuidar esa preciada planta.

Tú me guías a través de la oscuridad para conducirme al reino de la claridad.

Viene dando
pasa brillando
confines alcanza
la Bondad que ama.

Bondadoso. Eres quien mejor se lleva mis dudas y temores. Ante el sol de tu alegría los miedos se desvanecen como la oscuridad al amanecer.

Además del regalo de esta existencia, hay otra bendición que me has dado y es la de saber de la maravilla que mora en mi esencia. Me has enseñado de las hermosas posibilidades que hay allí. En tu constante disposición a enseñar, día a día me muestras cómo descubrir y amar tu dulce presencia que me acompaña.

Gran privilegio
un corazón anhelante
y ser como un niño
de la mano del padre.

Cuando sus palabras me envuelven, cuando su lógica me sobrepasa, cuando mi corazón se llena de ternura, es cuando el Bondadoso seduce mi alma.

Al sentir las bondades de Dios como una cascada, al respirar lleno de gratitud, puedo reconocer el toque maestro de sus regalos.

El regalo de los regalos es también el precioso amor del Hacedor. Y es como ser conducidos hacia el castillo encantado donde hay luz, armonía, agua refrescante. Y en este castillo el ser interior puede deleitarse una y otra vez porque allí está la presencia del Sublime.

Sentir la dulzura del Amor es la más alta prioridad. Como lo es la rosa al poeta, la brújula al capitán, el bastón al ciego y el instinto de orientación a la paloma mensajera.

Unos momentos en compañía de mí mismo y mi ser conoce el regocijo de la plenitud.

En mi soledad puedo sentir la grandeza del Dador.

Escribió Jalil Gibrán:
“Descubrí el secreto del mar
meditando en una gota de rocío”.


Hermosa expresión que también se puede entender como que cada uno es una gota y en todos nosotros mora la Suprema Bondad.

OCÉANO EN LA GOTA
En la roca hay esencia de estrella
y en la gota sonríe el mar
y mi aliento lo habita el Generoso
y ahí brilla siempre la Divinidad.