12/1/10

ALEGRÍA DE AMARTE



Dame por favor, generoso Dador, la confianza, la fe, en que Tú guías mi vida, en que tus regalos son lo más alto; que pueda abrir cada día los ojos a la maravilla que me rodea.

El Alma de la vida me enseñó que tres elementos conforman lo más elevado: el Dador, su dádiva y el receptor del regalo. Indescriptible la grandeza del Dador; afortunados entre los afortunados quienes tenemos el regalo de la vida; y precioso tener conciencia elevada de esta existencia.

Padre, si pudiera conocer lo que encierra el servirte con amor, el darte de mí mismo, el entregarme a Ti con alegría, el confiarme a tus propósitos, quizá podría entender mejor que actuar para Ti es una de tus más bellas dádivas para mi corazón. ¡Siento que hay un tesoro infinito en servirte con constancia! Ayúdame a crecer en esa conciencia cada día.

Quién como Tú, Divino Dador, que cada día abres el precioso libro de esta Creación a nuestro ojos.
Quién como Tú, Divino Hacedor, que cada día te preocupas por tan variadas formas de cuidarnos a todos.

Bondad
cargada de dones
y aliento de vida
de tanta dulzura
del Ser Superior.

Oh Mensajero, qué precioso saber que Tú eres esa firme roca a la cual puedo asirme cuando la corriente del río de la negatividad quiere arrastrarme. Tú me provees de esa firmeza, adonde puedo serenamente calmar mis inquietudes y buscar tu mano providente.

Tu regalo es como agua fresca para el sediento del desierto.
Es como una luz para quien anda en tinieblas.
Es como un río de sabiduría para quien busca la verdad.

TANTOS REGALOS

Gracias, Supremo, por esta vida
llena de bendición;
por cada estrella,
las mareas y el sol.
Por la mariposa
y el picaflor.
Gracias por tu providencia,
y tu conciencia y tu amor.

Sin el regalo de sentirte a Ti, amado Dador, esta existencia sería como estar en un jardín divino y no conocer el jardinero; como leer un muy precioso libro y no conocer su autor. Como deleitarse con una canción e ignorar su cantor.